Del hyperpop al orgullo en catalán: el viaje sonoro de FADES

FADES, formado por Ferran Pi, Vicenç Calafell y Àngel Exojo, son tres amigos de Mallorca que comenzaron a experimentar con el autotune en la universidad y, sorprendentemente, se convirtieron en un grupo fundamental en la nueva música pop en catalán. Lo que empezó como una simple broma se transformó en un proyecto vibrante que fusiona electrónica, ironía, política y un fuerte imaginario queer. Desde entonces, han aprendido a equilibrar lo divertido con lo técnico, lo trash con lo pulido, y a hacer de cada canción un espacio de comunidad y reivindicación.

9/1/2025

Del hyperpop al orgullo en catalán: el viaje sonoro de FADES

Fades
Fades
Ustedes nacieron como grupo en la UIB casi por accidente, pero ¿cuál fue el momento exacto en el que dejaron de ser solo tres estudiantes para convertirse en FADES?

Claro, nosotros empezamos como estudiantes y todo nació desde algo que haces como una broma. En plan, a veces lo decimos: es como una broma que se nos ha ido de las manos en el sentido de que era muy poco pretencioso, no esperábamos que fuese a más. Hicimos una canción y, de repente, la gente la oyó y nos salió un concierto cuando yo no sabía ni qué era un cable jack. O sea, fue muy loco.

El momento de darse cuenta fue cuando vimos que de repente éramos un referente, ya sea de catalanidad o de música electrónica para gente joven. Nunca habíamos pensado que podíamos llegar a serlo, y de pronto te ves en esa situación de tener un público y de que tu ideología está participando en la sociedad.

Esto fue al sacar el primer disco, Amigues i autotune. Ese fue el momento de decir: vale, aunque para nosotras fuese una broma, para alguien podía ser algo necesario. Así que decidimos intentar profesionalizarlo como fuese. Ese fue un poco el punto de inflexión.

Creo que el éxito inesperado se debió a que la gente necesitaba ese referente y ustedes llegaron en el momento indicado

Exactamente, además había un vacío que pudimos llenar, así que fue muy bien recibido.

FADES comenzó casi como una broma entre tres estudiantes pero lo que parecía un simple juego se transformó en un proyecto con una voz única dentro de la música electrónica en catalán. Ferran Pi, Vicenç Calafell y Àngel Exojo han creado un universo donde lo queer y lo catalán se entrelazan. Con un toque de ironía, fiesta y política, sus canciones sirven tanto para reírse del mundo como para cuestionarlo.

Desde su primer álbum, "Amigues i autotune", hasta el más reciente "Metallix", el grupo ha estado perfeccionando un sonido que se mueve entre lo industrial, el trash y el pop más pegajoso. Se han apropiado de himnos globales, han lanzado mensajes directos al turismo masivo con “Tourist, go home” junto a Maria Jaume, y han demostrado que la electrónica en catalán puede ser un espacio de comunidad, resistencia y puro placer.

Fades
Fades
En el último disco (Metallix) se percibe una evolución hacia lo industrial y lo deconstructivo. ¿Qué buscaban capturar con ese giro más metálico y clubero?

La idea empezó con SOPHIE, porque tenía su carpeta de sonidos y samples públicos. Ella fue una de las iniciadoras del hyperpop, una persona trans inglesa increíble. De ahí vino Charli XCX y todo el movimiento PC Music.

En ese momento el hyperpop aún no era mainstream. Nosotras ya lo consumíamos y dijimos: vamos a hacer un disco que parta de los sonidos de SOPHIE y que mezclemos con conciencia electrónica.

El álbum juega con explorar géneros musicales y sexuales. Somos personas no binarias, y el disco juega con eso todo el tiempo. No se puede encasillar: empieza un tema en Lollipop y lo acaba en hardcore, o mezcla un canto religioso con un funk brasileño. Queríamos estirar los géneros y ver hasta dónde podían llegar.

La parte técnica fue muy autodidacta. Ferran produce principalmente y fue aprendiendo a medida que FADES crecía. A medida que entramos en el circuito musical conocimos a más gente y tuvimos más presupuesto. Por ejemplo, Metallix lo producimos con Toni Llull.

Lo lúdico viene de que somos tres amigas. La premisa es pasarlo bien. Si FADES no nos hace reír, deja de tener sentido. No es incompatible lo lúdico con el discurso político. También abrazamos mucho lo trashy, lo “do it yourself”, lo antiacadémico. La música debe ser democrática, no elitista. Para nosotras lo importante es la ideología, la identidad y la performance, más que una mezcla perfecta.

Su trabajo está lleno de humor, ironía y política, pero también de una producción muy cuidada. ¿Cómo equilibran lo lúdico con lo técnico en el estudio?
En sus letras y puestas en escena hay una fuerte identidad queer y catalana. ¿Cómo trabajan para que ambos elementos se integren de forma orgánica y no como etiquetas separadas?

Siempre decimos que FADES es 50 % queer y 50 % catalanidad. Lo reivindicamos todo junto. Es fundamental poder participar en espacios LGTBQ en catalán. De pequeñas vimos que casi todo se hacía en castellano y desde la capital, y eso deja a gente fuera. Queremos demostrar que puedes ir a una fiesta queer y vivirlo en catalán, porque también es válido.

La música pop es un lenguaje universal. Te puedes emocionar sin entender la letra. Así que hablar en catalán no limita la reivindicación queer, es totalmente compatible. Pero es verdad que, por ejemplo, desde pequeños, todo el tema del orgullo y de lo LGTBQ se hacía principalmente en castellano, desde un centro o desde la capital. No tiene nada de malo, pero como persona de Mallorca o de Barcelona también quieres poder participar en tu lengua materna.

Es decir, puedes ir a una fiesta queer, puedes ir a un orgullo y vivirlo en catalán; también es válido. Además, la música pop ya es un lenguaje universal: todo el mundo puede entender una performance sin necesidad de comprender la letra.

Hablar en catalán no limita la reivindicación queer; es totalmente compatible. El lenguaje que hablas puede ser universal: puedes disfrutar de Lady Gaga sin saber inglés o emocionarte con una canción sin entenderla del todo.

En un país como España, si centramos todo al castellano o a la capital, se dejan por fuera a muchas personas

No se trata de excluir a nadie, sino de abrir espacios. Queremos que cualquier persona pueda participar y disfrutar de la música y la comunidad en catalán.

En “Catalonian Girls” reimaginan un himno pop global desde el catalán. ¿Cómo deciden qué referentes reversionar y cómo apropiárselos sin perder su ironía?

Sí, bueno, Catalonian Girls surgió porque nos encantaba la canción original. Como personas de Mallorca, vimos en ella una oportunidad para hacer una crítica al turismo y creímos que la canción era perfecta para eso. Además, queríamos tomar un referente internacional, reflexionarlo y adaptarlo a la realidad de Mallorca con esa intención anti-turística.

Luego, en el resto del álbum, también seguimos esta misma línea. A nosotras nos encanta la música pop: todas las personas del colectivo han consumido muchísima música desde pequeñas, y estamos llenas de referentes.

Además, somos tres, así que cada una tiene un imaginario enorme que se tiene que combinar con el de las otras, y por eso constantemente estamos bebiendo de todas estas influencias. Por ejemplo, al principio siempre nos gusta localizar ciertos referentes: sampleamos a Maria Jaume, y también acogimos a Samantha Hudson para hacer un remix. De esta manera, establecemos símbolos que ahora mismo son importantes para la escena pop, para la gente del colectivo y también para la cultura de los países catalanes, en nuestro caso.

Fades
Fades
“Tourist, go home”, con Maria Jaume, es casi un manifiesto cantado. ¿Cómo nació esa colaboración y qué querían decirle al turismo masivo que consume Baleares?

 No, nosotras tres ya teníamos en la cabeza que teníamos que decírselo a María, porque siempre nos ha encantado. Además, a nivel personal ya nos conocíamos. Justo en ese momento nos envió un mensaje y nos dijo: “Ah, tal, tengo pensado hacer un álbum deluxe, ¿queréis venir un día al estudio?”

Y nosotras, claro, no, obviamente, dijimos que sí. La canción salió en un solo día. Me acuerdo que fuimos allí a las 10 de la mañana, y bueno, esto no nos pasa siempre, pero de repente salió la canción. Nos pusimos a hablar, y entre el buen rollo y las súper buenas energías, la canción salió. Me acuerdo que eran como las ocho o las nueve de la noche, y dijimos: “¡Guau! Qué temazo, la verdad.”

Porque no te esperas que en un solo día te salga una canción que diga: “Joder, me gusta muchísimo”. Cuando tuvimos la canción, dijimos: “Wow, esto no puede quedarse solo en el disco, tiene que ser single.” Así que decidimos hacer un videoclip porque nos gustaba muchísimo, y qué bien que lo hicimos. Al final ha sido una de nuestras canciones, la que más ha tenido éxito, por decirlo de alguna manera.

Me encanta esa canción, la primera vez es como, qué guay, qué divertida, pero ya luego a la octava vez, me resultaba hasta nostálgica

Sí, te puedo entender, totalmente. Yo creo que al final es una muy buena colaboración porque juntan muy bien los dos proyectos. Y aunque parezca fácil, cuesta muchísimo juntar dos proyectos artísticos distintos, pero aquí se unió toda la parte política de ambos. Además, María es una referente anti turística, y eso se combinó con el toque más tonto y pop de FADES, junto con su parte más nostálgica. Su voz es perfecta y te transporta a esos lugares; de verdad, sería increíble poder traer todas mis canciones con ella, porque salió súper bien.

Ustedes han sido objeto de campañas de odio, pero también de premios. ¿Cómo se digiere esa montaña rusa emocional?

Sí, bueno, esto son como dos cosas. Por ejemplo, lo de los premios. Siempre pensamos que, si dependiera de la academia, no nos darían nada. No sé cómo decirlo exactamente, porque al final es un producto muy poco normativo. Pero sí que siempre hemos pensado que todo ha venido desde abajo, desde el público, desde la gente que realmente nos ha escuchado; la academia no ha sido un factor relevante, no ha venido de arriba, sino desde abajo.

Y, claro, también recibimos comentarios muy fuertes, de odio, de manera constante. Al principio, obviamente, nos afectaba más. La suerte es que somos tres, y entre nosotros lo hablamos, nos reímos o lo lloramos juntos. Si estuviera sola, me costaría muchísimo más llevarlo. Estar acompañada de alguien que vive lo mismo que tú hace que sea mucho más fácil de digerir.

En cuanto a los comentarios de odio, vienen de muchos sectores: fascistas, homófobos, catalanófobos, de todo. Somos como un “evocador”, un cajón donde se mete cualquier tipo de odio porque, como personas disidentes, estamos removiendo pilares normativos. Obviamente, los sectores de derecha se aprovechan de esto y van a por todas, pero nosotros lo sabemos y lo asumimos.

¿Qué podemos esperar de FADES en un futuro?

Mira, pues hay un show que nos hace muchísima ilusión. Bueno, en realidad son dos: uno es el 31 de octubre en Madrid, en Halloween, y el otro el 16 de enero en Remata, que serán como los finales de la gira, imagínate. Serán shows cortitos, pero significativos.

Este verano nos reunimos y tuvimos una convivencia para hablar del próximo disco, y en septiembre vamos a empezar a trabajar a fondo para que todo esté listo el próximo año.

La verdad es que aún no hay nada hecho, pero para mí creo que va a ser nuestro proyecto más importante. No sé cómo decirlo exactamente, cómo va a ser el disco de FADES para mí. Ahora que tenemos la energía, la estructura y un poco más de presupuesto, vamos a por todas. Solo queda ver si sale bien, que es guay, y estoy segura de que sí saldrá bien.