Entrevista a Spacer
DJ
Tu trayectoria artística comenzó en la danza, un mundo también marcado por la conexión con el cuerpo y el ritmo. ¿Cómo fue esa transición hacia la música electrónica? ¿Qué elementos de la danza siguen presentes en tu trabajo como DJ?
La transición fue muy natural. Después de dejar la danza por una lesión, comencé a ir a clubs y fiestas underground en Barcelona. Al estar en la pista, volví a sentir esa conexión, esa misma sensación de libertad y expresión que experimentaba cuando bailaba. Fue entonces cuando empecé a investigar la música electrónica, y hasta el día de hoy sigo en ese camino. No descarto hacer algún proyecto que incluya la danza en el futuro, porque es algo que forma parte de mí y la echo de menos.
Estudié prácticamente todos los estilos de danza, lo que me ha dado una visión amplia y me permite seguir explorando nuevos sonidos y estar en constante evolución. En cuanto a los elementos de la danza que siguen presentes, prácticamente todos: el ritmo y la forma de contar los compases ya los tenía innatos gracias a la danza, así como la conexión con el público. Además, siento la música con todo el cuerpo, lo que creo ha desarrollado en mí cierta intuición, una sensibilidad que viene de esa conexión física. La única diferencia es que cuando estoy en la cabina, la mayoría del tiempo estoy concentrada y me muevo poco, lo contrario a cuando estoy en la pista, donde no dejo de bailar.
Vienes de la escena underground de Barcelona, donde los DJs solían ser figuras más anónimas. ¿Cómo gestionas la mayor visibilidad y exposición en una era tan conectada a las redes sociales? ¿Es difícil mantener la autenticidad cuando las expectativas del público y la industria cambian tan rápido?
Yo empecé a interesarme por la electrónica a fondo, relativamente tarde, a mis 21 o 22, ya en ese momento las figuras no eran tan anónimas, aunque en los últimos años la situación ha crecido muchísimo. Lo positivo es que para mí todo era nuevo; intentaba empaparme de todo y aprender de los que han estado antes que yo.
En cuanto a gestionar la visibilidad y la exposición en esta era tan conectada a las redes sociales, tengo que ser sincera: lo llevo mal. Odio estar pegada al móvil, creo que eso no le hace bien a nadie. Se ha creado un mundo digital que, aunque parezca real, no lo es. Aunque no lo parezca, me cuesta mucho estar expuesta, y eso es algo con lo que poco a poco tengo que lidiar. Entiendo que es el mundo en el que vivimos ahora, y también tiene su parte buena; mucha gente no me conocería si no fuera por las redes. Gracias a ellas, puedo llegar a personas que, de otra forma, no coincidiría en mi día a día.
Sobre mantenerme fiel a mí misma, no sé si es difícil o no; depende de lo que busques. Para mí, lo que hago es una forma de expresarme, algo que sale de dentro. Si eres artista y quieres dedicarte a esto, sabes que hay que vivir con la incertidumbre de estar arriba y, sobre todo, aprender a no rendirse cuando estás abajo, no es fácil.
Spacer ha irrumpido en la escena electrónica con un estilo que refleja una profunda fascinación por el espacio y la estética ciberpunk. Inspirada por la emblemática canción “Spacer Woman” de Charlie, construye una narrativa sonora, que transporta a sus oyentes a paisajes futuristas y desconocidos.
Los clubs han sido históricamente lugares de experimentación musical. ¿Sigues sintiendo que hoy en día hay espacio para correr riesgos, tanto en lo que pinchas como en el cómo lo pinchas, o la industria busca cada vez más fórmulas seguras y comerciales?
Como tú dices en la pregunta, los clubs que quedan, arriesgan y dan ese espacio para experimentar. Lo otro son discotecas, y al final es una industria. Sin querer generalizar, siempre hay excepciones y gente que lucha para que no sea así. Esto pasa en esta industria y en todas; es la situación del mundo actual en la que estamos viviendo.
Creo que un festival como el Sónar, tienes que arriesgar. En mi experiencia personal, siempre tengo en cuenta varios factores: qué tipo de festival es, si es de día o de noche, la hora de mi set, y quién pincha antes o después de mí. A todo esto hay que añadir que no es un club donde estás haciendo un warm up para el artista siguiente; aquí tienes más libertad para contar tu historia, en menos tiempo. Sin embargo, siempre lo hago teniendo presente al siguiente artista, por respeto y coherencia.
El clubbing ha cambiado mucho, y ahora los festivales ocupan un espacio enorme en la escena. En festivales como el Sónar, donde el tiempo para actuar es limitado, ¿cómo decides qué historia sonora contar? ¿Hay espacio para el riesgo o la experimentación en un set de festival?
En tu biografía del Sónar, mencionas que tu narrativa lleva a los oyentes en un viaje introspectivo y eufórico a la vez. ¿Cómo logras construir esa narrativa emocional a través de tu música? ¿Cuál es el hilo conductor que une estas dos caras opuestas?
Es algo innato; es lo que siento cuando estoy en la pista. Es un viaje introspectivo, pero a la vez hay esa sensación de comunidad, de estar todos unidos por la misma música. Esa conexión es lo que intento transmitir en mis sets, creando una narrativa emocional que lleve a los oyentes en ese viaje.
Eres conocida por resistir las etiquetas y los géneros musicales. ¿Qué tan difícil es mantener esa postura en una industria que constantemente quiere encasillar artistas en estilos y categorías?
Hay de todo. En algunos lugares no saben bien qué hago y tal vez no me tienen tan presente porque no me identifican rápido. Sin embargo, eso me ha dado muchísimas oportunidades soñadas. Poder pinchar en diferentes sitios y construir sets completamente distintos es lo que me hace feliz. Siempre estoy en búsqueda de evolucionar y explorar nuevos sonidos.
La inteligencia artificial está empezando a tomar un papel importante en la música. ¿Cómo ves el impacto de la IA en la creación musical? ¿Te gustaría experimentar con estas tecnologías o prefieres mantener un enfoque más "humano" en tu proceso creativo?
La verdad es que no controlo mucho el tema de la inteligencia artificial. En mi opinión, aunque la inteligencia artificial puede ofrecer beneficios en términos de eficiencia y nuevas posibilidades creativas, la esencia de la música sigue siendo la experiencia humana y la conexión emocional entre el artista y el público. Un concierto con músicos en directo nunca tendrá la misma energía que uno generado por tecnología. Creo que la capacidad de contar una historia y transmitir sentimientos es lo que realmente nos distingue.