Redes de apoyo y reconocimiento mutuo: el lenguaje de Sofy Suars

Sofy Suars forma parte de una generación de artistas que están redefiniendo la escena electrónica barcelonesa desde la colectividad y la sensibilidad propia. DJ y productora boliviana, ha encontrado en la música un espacio para conectar raíces y afectos, pero también para construir comunidad.

10/17/2025

Redes de apoyo y reconocimiento mutuo: el lenguaje de Sofy Suars

@sofysuars

Fotografía: @fk.fks.fk

Styling: @wwwambra

MUA: @solsicore

Producción: @mangomadurito

Primero que nada, me gustaría preguntarte sobre ¿Cómo ha sido tu experiencia de ser una DJ Latina en Europa, en Barcelona?

Pues mira, al principio mi relación con el arte estaba atravesada por mi identidad y por la visión que tengo de la vida. Pero, como casi todo lo que existe, estaba muy impregnada de la mirada occidental, de la mirada europea. No era consciente de que los espacios que realmente necesitaba eran aquellos con personas que compartieran una identidad o una realidad similar a la mía.

Hasta que encontré esos espacios y esas personas, y dije: “Ah, claro, este es mi lugar”. Sentía que me faltaban cosas o que anhelaba un entendimiento más profundo en algunas partes de mi vida. Pero hasta que no llegas a esos lugares, no eres del todo consciente de lo que realmente necesitabas.

Ahí vi que éramos muchas las personas que queríamos sentirnos más comprendidas, que veíamos la música no solo como entretenimiento o algo pasajero, sino como una manifestación de la cultura, como un canal de transmisión. Y creo que mi relación con la llegada a Barcelona y con encontrar estos espacios fue un poco desde ahí.

Leí en un artículo que describías YEGUATÁ decías que ‘El proyecto es una materialización del poder de la autogestión’. ¿Cómo fue para ti dar el primer paso y arrancar un proyecto creativo propio?

Siento que muchas veces el limitante más grande, además del síndrome del impostor o de obstáculos emocionales o mentales, es el dinero. Cuando una siente que llega a un techo o que no tiene suficientes recursos, decide retroceder o avanzar de otra manera, y no se permite soñar más grande ni visualizar proyectos más profesionales, más trabajados, con más producción. Para mí, la posibilidad de imaginar mi proyecto, mi vida y mi carrera profesional de una manera más cuidada y con más proyección ha sido gracias a mis amigas y a mi entorno. Todo mi entorno son personas no solo con mucho talento, sino con ganas de trabajar, de comprometerse y de sentirse valoradas.

Siento que hay una intención común de impulsarnos y de que cada una se sienta bien con lo que hace, con un sentido y propósito. Este proyecto se ha convertido en una fuente donde diferentes personas nos hemos nutrido para expresarnos y unir fuerzas. Para mí es una manifestación tangible de que, cuando hay un foco y un propósito en común, y sobre todo un reconocimiento mutuo, se pueden construir redes sólidas basadas en el valor propio y en el reconocimiento del talento de los demás.

En este proyecto he podido invertir más recursos y contar con los talentos de otras personas, quienes lo han embellecido y engrandecido de maneras que yo, por mí misma, no hubiera podido.

Sofy Suars forma parte de una generación de artistas que están redefiniendo la escena electrónica barcelonesa desde la colectividad y la sensibilidad propia. DJ y artista visual boliviana, ha encontrado en la música un espacio para conectar raíces y afectos, pero también para construir comunidad.

Como cofundadora de Club Expansivo, impulsa encuentros donde la amistad, el cuidado y la escucha son tan importantes como la pista de baile. Su residencia en Latineo refuerza esa mirada: un espacio donde la fiesta se vive como celebración queer y latina, atravesada por la alegría y la complicidad.

Con YEGUATÁ, su primer EP, Sofy materializa años de autogestión y trabajo colectivo en un proyecto que habla de sostenerse entre amigas, de imaginar otras formas de crear y de sanar a través del sonido. Ahora, mientras se prepara para su primera gira por Latinoamérica, continúa expandiendo un universo que entiende la música como punto de encuentro, intercambio y afecto.

¿Cómo fue trabajar con Genosidra en este EP y qué aprendiste sobre tu propio proceso creativo a través de la colaboración?

La colaboración con Genosidra fue increíble. Antes de empezar a trabajar, necesitaba conocerlo un poco más, porque mis procesos de trabajo son muy íntimos y nuestra relación siempre había sido más virtual.

Cuando él se mudó a Barcelona, empezamos a vernos más y a compartir espacios, y ahí me di cuenta de que no solo era un artista espectacular, sino también una persona muy linda. Eso me daba mucha confianza y seguridad para proponerle el proyecto. Desde el primer momento hubo mucha conexión, sobre todo en el compromiso.

Creo que hay un factor común: los dos tenemos elementos de tierra, él es Capricornio y yo ascendente Virgo. Eso hace que, en dinámicas de trabajo, nos cueste menos organizarnos y prever los pasos a seguir. Desde el primer día hicimos un calendario para definir cuándo queríamos grabar y cuándo lanzar el proyecto. Para mí eso fue muy motivador, porque a veces los proyectos se van perdiendo por el camino. Tener esa previsión y compromiso desde el inicio me impulsó durante los meses de escritura, composición y producción.

Él ha sido como un talismán, reforzando ideas que yo tenía y acompañándome en todo momento. A veces he tenido síndrome del impostor, y él nunca me ha desanimado; al contrario, siempre ha potenciado mis ideas, incluso apoyándome en algunas cosas vocales. Yo no canto de manera profesional, pero él tiene conocimientos técnicos en producción e instrumentación que me han dado mucha seguridad. Hemos aprendido mucho mutuamente, y la experiencia ha sido sencilla y muy gratificante. La verdad, ya tengo ganas de volver a sacar otra cosa juntos.

Pues justamente yo quería dar carta blanca y que fuera algo muy libre, sin ninguna pauta. Ha sido como desapegarme un poco del proyecto y dejar que otras personas lo interpreten y lo hagan suyo sin ninguna guía. También es un ejercicio para mí, porque estoy muy acostumbrada a dirigir y guiar todas las partes del proceso de trabajo. El propósito del álbum de remixes era justamente honrar el trabajo de los productores que más me han inspirado, que me han acompañado y que, sobre todo, me han permitido tener la carrera que tengo hoy. Sin el sonido y la música de estas personas, no habría podido desarrollar mi carrera como DJ. Su visión me ha abierto la mente, el cuerpo y el oído.

Ha sido un regalo enorme para mí: darles algo y permitir que cada uno lo interprete como considere. Algunas cosas han encajado con lo que esperaba, otras han sido totalmente inesperadas, y me encanta, porque la sorpresa, el riesgo y la experimentación son parte de cómo veo el arte y la música. Ha sido un proceso largo, muchos meses de trabajo, y hasta que no lo escuchas en las plataformas de streaming, en tu día a día, no termina de ser real.

Me lo escuché entero y me emocioné. Sentía una felicidad enorme de que esas personas que tanto me han inspirado ahora estuvieran unidas en un mismo álbum de remixes de mi primer EP. Son cosas que aún me cuesta creer, y sé que dentro de unos años miraré atrás y pensaré: “wow, mi primer EP y estos artistas a los que admiro tanto participaron en él”. Para mí es un honor y un tesoro, y por eso siempre estoy muy agradecida.

YEGUATÁ [TOOLS] incluye remixes de otros artistas. ¿Qué te sorprendió más de cómo reinterpretaron tus canciones?
¿Hay alguna historia de algún track en especifico que nos puedas contar?

Como yo nunca había hecho música antes, el proceso de las canciones comenzó desde la escritura, porque escribir es mi fuente principal de expresión de manera natural. Lo que más hago es escribir; ha sido mi principal forma de comunicación desde que soy muy pequeña. De hecho, era la típica persona que iba a concursos de escritura o que escribía cartas a mis amigas desde que tenía seis años, expresando completamente todo lo que sentía, a mi madre, a mi padre... la escritura siempre ha sido mi principal vía de expresión.

Con mis canciones tenía tres mensajes muy claros que quería transmitir. NO ME INVITES surgió con una intención muy clara: es un señalamiento sobre algo invisible, no solo en la industria de la música, sino en la vida en general, sobre las dinámicas de abuso que existen y que suelen invisibilizarse. Siempre he sido muy poco complaciente y muy atenta a las dinámicas internas entre las personas.

Hace un par de años, unas personas me escribieron para tocar en una fiesta y durante un tiempo les decía que no, porque sabía que tenían relación con personas que habían abusado de algunas chicas. Lo sabía toda la ciudad, era un pacto de silencio patriarcal: todos saben, pero nadie se atreve a hablar o señalar. Finalmente, les dije la verdad: que no tocaría con ellos por esa complicidad y que no quería estar en su espacio. Esto, aunque fuera desde el respeto, me parecía necesario porque, aunque ellos no fueran directamente responsables, formaban parte de un sistema que permite el abuso.

A partir de ese track, hablamos mucho con mis amigas, porque es un tema que siempre se comenta, aunque en susurros. Decidí que mi primera canción debía hablar de esto. El remix de NO ME INVITES quería que lo hiciera una persona trans, porque considero que, dentro de las dinámicas de abuso más normalizadas, las personas trans son de las más afectadas. LaJelboi hizo el remix y creó un hardcore que se siente en todo el cuerpo, que transmite esa violencia. Para mí representa perfectamente el malestar y el impacto de la canción, y me alegra porque son temas que siempre han estado sobre la mesa, aunque muchas veces no se hablen abiertamente.

Eres de las fundadoras de Club Expansivo, ¿Qué necesidad sentías que no existía en la escena cuando decidieron crear el colectivo?

Lo primero que nos dimos cuenta en la noche, en la fiesta, en la música, es que a veces se daban dinámicas de falta de cuidado entre amigas, entre las personas con las que estás. Bueno, es verdad que pueden ser espacios más hostiles porque entran consumo y otras dinámicas.

Nosotras nos dimos cuenta de que estábamos muy unidas. A pesar del contexto, la amistad era siempre nuestro refugio; si surgía una situación hostil o algo que nos hacía sentir inseguras, agarrarnos de la mano nos reafirmaba que, al final, había un lugar seguro en nuestra relación.

Creímos que faltaba un espacio donde se pusiera en el centro la amistad, los cuidados y la escucha hacia la persona que tienes al lado. Entendemos que muchas veces la gente sale para desconectar y soltar todo lo que lleva, y eso está perfecto, pero también creíamos que eso podía convivir con una mirada hacia el otro, para chequear si está bien. Integrar cuidado y disfrute puede coexistir perfectamente, y nosotras queríamos generar un espacio que lo promoviera de manera natural.

Así nació CLUB EXPANSIVO. Queríamos abrir un espacio que no solo generara eventos de noche, sino también de día. Nos encantan los eventos diurnos, aunque la convocatoria sea diferente y cueste más movilizarse; creemos que son importantes. Las relaciones que se construyen en la noche se refuerzan durante el día, y nos parecía súper lindo poder dar continuidad a esos vínculos, para que la conexión que surge en la fiesta también pueda desarrollarse en otros contextos, como quedar a tomar un café y seguir compartiendo.

Me encanta la filosofía de “Encuentros de Cuidado y Goce”, recientemente fui al evento de Club Expansivo con ISLA6, fue increíble todo lo que vi, desde los lives hasta los DJ sets, ¿Cómo viviste esa noche? ¿Vi que pinchaste un poco junto a Julio César, no?

Justamente parte de la autogestión es el caos y la capacidad de resolución constante, hacer mucho con pocos recursos. Y nosotras vemos eso casi en cada evento: inventarse cosas sobre la marcha y adaptarse a todo.

Hay muchas cosas que estamos aprendiendo, y nos damos paciencia y espacio para eso. Entre cambios de lives y ajustes de equipo, hay minutos en los que los artistas montan sus instrumentos y no teníamos previsto qué iba a pasar. Por eso me subí en algunos momentos a poner música entre esos espacios.

Fue algo súper improvisado. Como yo soy un poco la “mamá” del grupo, preparada para todo, Vitu se me acercó "puedes musicalizar un poco mientras armo mis cosas para el live?" yo le respondí que sí, que improvisaba algo de ambient.

Al final aprendes a improvisar y a estar pendiente, y aunque no lo habíamos practicado antes, lo bueno de que seamos amigas es que nos conocemos y entendemos nuestro universo de sonido. Y si no nos entendemos del todo, hacemos lo posible para que parezca que sí.

¿Cómo te preparas para esta colaboración entre Delirio y Club Expansivo en Berlín?

Estamos súper emocionadas, delirio expansivo ya total. Es un junte que surge de manera muy orgánica y natural. Kali, que es otra de las integrantes de Delirio, nos escribió y nos propusieron si queríamos hacer el encuentro. Nos pusimos a trabajar un poco en el concepto, en cómo trasladarlo a nivel visual y dónde podría ser.

Ellas nos propusieron PANKE, un espacio autogestionado en Berlín súper lindo, que nos encajaba muchísimo por filosofía, espacio, aforo y todo. Literalmente viajamos la semana que viene, así que estamos en los preparativos y organizándonos con las amigas.

La fecha ya es el viernes y para algunas del colectivo CLUB EXPANSIVO será su debut en Berlín. Es súper hermoso poder darnos nuestras propias oportunidades, no solo a otras personas, sino también dentro del colectivo para quienes quieran impulsar su carrera. Será una dinámica muy linda de back to back entre colectivos: personas de Delirio y CLUB EXPANSIVO.

Yo concretamente voy a cerrar la fiesta con Kali, así que nada, entrada al inframundo y directas al cielo.

Sé que participas en muchas noches de Latineo, quería saber, ¿Cómo surgió tu colaboración con la chicas de Latineo? Y ¿Qué distingue la experiencia de tocar en una noche de Latineo en diferencia a otras noches?

Soy residente desde hace dos veranos. También fue algo muy genuino y natural. Desde que ellas arrancaron, literalmente desde su segunda fiesta, iba como público a bailar y siempre me sentía como en casa. De hecho, cuando comenzaron, apenas había proyectos con una perspectiva latina y queer en Barcelona, y se sentía como un espacio increíble al que ir y apoyar. Además, yo soy de las amigas que te dan su todo hasta el fin del mundo, ya sea como manager, técnico de sonido o lo que necesites, así que siempre las apoyaba mucho, pero no por compromiso, sino porque realmente creía en el proyecto y me sentía parte de él a través de la pista de baile.

De forma muy natural, también empezamos a crear relaciones personales. Hace un par de veranos nos propusieron a las residentes ser parte de la familia de manera más oficial, y fue súper lindo. Para mí es un espacio que siempre siento como hogar y me encanta porque es literalmente perreo y besuqueo: bailar full, puro goce, con amigas, y ellas cuidan mucho cada detalle. Hasta la fecha me sigo sintiendo muy feliz, y siento que es un espacio que sí o sí voy a disfrutar, ya sea tocando o bailando. Y si es a bailar y darme unos besitos, perfecto.

Para cerrar, sé que pronto arrancas una gira por Latinoamérica, ¿Cómo te sientes? ¿Cómo te preparas para esta experiencia? Y no sé si es un poco corny preguntar esto pero, ¿Qué te gustaría aprender de toda esta experiencia?

Me estoy preparando con mucha emoción y, la verdad, haciendo muchos números a nivel económico, porque es la gira más larga que he hecho hasta la fecha y supone bastante riesgo, sobre todo económico. No es una tour que haga por dinero, porque ya sabemos que en los territorios de Latinoamérica los fees no son altos, y hay espacios en los que apenas voy a cubrirme el billete de avión, así que intento tener todo bien atado para irme con un poco de seguridad.

Me gusta recalcar esto, porque a veces se romantizan mucho estas experiencias y oportunidades desde afuera. La gente ve: “Wow, te vas a Sudamérica, ¡qué increíble!”, y sí, obviamente lo es, pero todo esto viene también de mucha previsión, trabajo y renuncias en mi vida personal: cosas en las que no gasto dinero —como viajar, ir a un restaurante— y que invierto constantemente para que mi proyecto siga vivo.

Estoy muy emocionada, me parece surrealista que mi música, mi trabajo y el amor que tengo por el arte me permitan regresar a Bolivia y conocer otros países donde no había tenido la oportunidad de ir. Que mi primera vez allí sea tocando es algo que ni en mil vidas hubiera podido soñar, así que siento una gratitud enorme. También me hace mucha ilusión poder conectar de forma físicacon personas con las que he construido comunidad estos años de manera virtual.

Me interesa aprender cómo otras comunidades, con sus propios contextos y limitaciones, desarrollan sus proyectos independientes. Quiero ver cómo se organizan, cómo se cuidan y aportar lo mejor que tenga, esperando que sea un intercambio mutuo y un regalo para quienes compartan este espacio conmigo.