Rodrigo de Brujas no es solo un artista, es un puño cerrado contra el status quo. Usando acuarelas y óleos, mezcla lo fugaz con lo eterno, lo explosivo con lo contenido. Su obra, desde el díptico El Baile de los San Sebastián hasta su trabajo más reciente, es una pieza de arte visual que presenta los aspectos celebratorios de la lucha queer, la desafiante adversidad y la autoaceptación.